En tus
dedos.
Y si importan
tiempos en que se adentran.
A inocentes
credos con elocuencia.
Al
instante ígneo de confluencia.
Que los poemas
todos son y se encuentran.
Iniciando
el paso de tu elegancia.
Iniciaste
el verso que te complace.
Tu
resuelto impulso que yo lo abrace.
Lo
abracé en sueños ya de mi infancia.
De
lejanas tierras te trae la historia.
A
cumplir el rito predestinado.
A
escribir en hojas con sol dorado.
La
novela tierna que va en tu gloria.
En tus
dedos siglos de convergencia.
Ya
palpitan ahora por exhibirse.
Ya
dibujan niños por convertirse.
En
adorno santo de la existencia.
Y en el
diario paso de tu inocencia.
La belleza
toda te va cubriendo.
La
ternura inunda tu mar sintiendo.
Que la
vida es bella por tu presencia.
Robert
Aníbal Sánchez Fajardo.
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