sábado, 11 de agosto de 2018

En la tulpa.




Canción.
Ritmo: Sonsureño.

En la tulpa.

En la tulpa el indio se inspira.
Y en el humo escribe su llanto.
Y en el fuego quema el quebranto.
Cuando siente acabarse su inga.

De su pecho el canto retumba.
Donde narra amados recuerdos.
De los logros y amores que al tiempo.
Vivirán al fulgor de la tulpa.

En su sayo escribe su historia.
Con aroma en chonduro y coquindo.
Cada planta hará su memoria.
Con los soplos del sol curiquingo.

Su nostalgia la baila el indio.
Al ardor del son de la tulpa.
Y en su giro chural de su ritmo.
Dice adiós sin rencor y sin culpa.


Robert Aníbal Sánchez Fajardo.

domingo, 5 de agosto de 2018

El amor del obrero.




Canción.
Ritmo: Sonsureño.

El amor del obrero.

En la hermosa urbe trabaja.
El obrero pobre muy diestro.
Su ilusión grata es su casa.
Donde tiene sanos recuerdos.

Cada día su esposa le lleva.
Una vianda rica de alimentos.
Y una mirada de amor eterno.
Con paisajes bellos de su tierra.

Mientras come observa a su amada.
Apreciando su belleza nativa.
Y le dice tu eres mi reliquia.
Y ella besa sus manos cansadas.

Bajo el sol pintor de humildades.
Dios bendice el idilio que brilla.
Mientras el obrero busca a su amable.
A su esposa en su casa sencilla.

Robert Aníbal Sánchez Fajardo.

jueves, 2 de agosto de 2018

Eres la melodía de la selva.






Canción.
Ritmo: Amazónico.

Eres la melodía de la selva.

Eres la melodía de la selva;
En su canto de risueñas esperas.
En sus aromas de vida sincera.
En su gemido diciendo que vuelvas.

De las plantas en la amable corteza.
Nuestro sentir se funde en fonemas.
Y cada flor nos reclama leyendas.
Y en cada hoja un verso me dejas.

Y el sol se une a nuestro paisaje;
Las cascadas reclaman que me quieras
Y el azul para que amor entretejas
Y el verde escribe mi poema salvaje.

En tus pupilas te dejo mis huellas.
Con los ecos del amor de la selva.
Y en cada latido de la floresta.
Yo te escribo mi humilde poema.


Robert Aníbal Sánchez Fajardo.

Yo pude grabar mi poema.





Yo pude grabar mi poema.

Yo pude grabar mi poema en tus hombros canela.
Y con perfume de rosa grabé mi amor en tu boca.
Y con flores de azucena te grabé en el brillo de la arena.
Y Con malva olorosa te recuerdo y mi corazón te evoca.

Y pude vestir tu corazón de estudiante con anhelos tiernos.
Y saqué del fuego de incienso de tu corazón los suspiros.
Y de tu rostro de virgen comprendí tu lenguaje trigueño.
Y en tus gestos de princesa te llevaste el corazón mío.

Tu belleza y elegancia me las regalas para quitarme la nostalgia.
En tu mirar comprendí que me querías para siempre.
En tu cabello me escribiste con su brillo tu amor ardiente.
Y me grabaste con tu mirada el amor fiel con tu gracia.

Y tu corazón entonó la canción de amor sin fronteras.
Y yo volví a dibujarte en la arena con tu gracia trigueña.
Y tus manos extendiste para abrazarme con fuego que quema.

A veces te miro y se va mi mirada con tu amor y tu abrigo.
Y te acompaño en la ciudad bella y morena de Cartagena.
Y tus pupilas se convierten en poemas donde yo suspiro.

Y tu boca fue bordando los besos que después me darías.
Y me atrapaste en el universo de tu tez de rosa y azucena.
Y fui escribiéndote mi amor en tu boca mientras sonreías.


Robert Aníbal Sánchez Fajardo.