Tu
clamor lejano.
En tu
grácil pecho vas destilando.
Amoroso
néctar que ya te embriaga.
Y en el
eco guardas y se propaga.
La
canción que une y vas cantando.
Y tu
gesto amable te identifica.
Y me
brindas frases con tu aroma.
Y
comprimes tiempo que fiel se asoma.
Al
futuro sueño el que unifica.
Y tus labios
besan con los cantares.
Que
amorosos viertes en soledades.
Tu
clamor lejano en ansiedades.
Ya me
llega grato con sol y mares.
Y un
pequeño atisbo de tu mirada.
Me
construye siglos con tu fragancia
Me
dibuja el cielo a la distancia.
Y el
sentido canto de tu llamada.
Y un
instante buscas en un abrazo.
Y me
ligas fuerte con humildades.
Y en el
trato amable con tus bondades.
Me
acaricias siempre en tu regazo.
Y en el
leve gesto de tus clamores.
Va el
risueño verso que me estremece.
Va el
sentido beso que ya florece.
Con tu
tierna dicha de tus amores.
Y
rescato el tiempo de tus palabras.
Y las
guardo fieles en un instante.
Y
recorro bosques de voz danzante.
A grabar
las letras que bien me labras.
Con tus
manos bellas me das mensajes.
Con tus
ojos dulces me das abrigo.
Y tu voz
sonora yo la consigo.
En
torrente virgen de los parajes.
Me
refugio siempre en intenciones.
Que
proyectas tierna en tus gemires.
Y
eternizas dichas que las suspires.
Al compás
amante con emociones.
Robert
Aníbal Sánchez Fajardo.