Poesías para ser incluidas en el libro
de poesía. Awasca.
El amor nace del
trauma del silencio.
El amor nace del
trauma del silencio.
Si la boca calla
empieza el poema.
El silencio viste al
amor con cielo.
Y la música nace de
aromática letra.
La palabra sentida
recoge silencios.
Y recoge la esencia de
los besos.
Y se eleva en
sencillos misterios.
Y permanece en una
melodía gimiendo.
Entonces el amor es
trauma que cura.
El amor es música que
llora cantando.
El amor es peregrina
letra esperando.
A la orilla silente
del tiempo que se esfuma.
El amor entonces se
suspende del verso.
Para hacerse historia
cantada que espera.
Para hacerse melodía
del alma que lleva.
Silencios y cantos que
viven en el beso.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Me cuesta imaginarte
ausente.
Me cuesta imaginarte
ausente para siempre.
Y saber que tu perfume
para verte me lleva
Recorro los lugares y
campos todos verdes.
Y vuelvo a sentir tu
presencia dulce y bella.
Vuelvo a escuchar del
amor las fieles campanas.
Y tu silueta en la
tarde con los aromas se dibuja.
Vuelves a recoger
feliz mis besos que te buscan.
Vuelves a sonreír con
mi voz que siempre extrañas.
Todo el campo nos
cobija con su canto sincero.
Y volvemos a amarnos
entre estrellas y luceros.
Y volvemos a decirnos
quedamente te quiero.
Nuestras voces se unen
en el místico silencio.
Mientras contemplamos
nuestro azul universo.
Mientras nuestras
manos se besan con los dedos.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Yo llevo al Chocó en
mi canto.
Yo llevo al Chocó en
mi canto.
Y beso su esencia y
aroma.
Amo a
Cupica y Solano.
Amo a su gente y su
historia.
Y siento el amor de
sus pueblos.
Siento
su alegría y su llanto.
Su voz en currulao la
llevo
Que en su dolor sigue
amando.
Chocó de amor y
leyendas.
De fieles mujeres
hermosas.
Que con dulzura en sus
venas.
Nos dan el amor como
diosas.
Para mi Chocó es mi
canto.
Hecho de tagua y de
chonta.
Hecho de amor fiel al
Atrato.
Hecho de ríos y de
canoas.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Eres la melodía de la
selva.
Eres la melodía de la
selva;
En su canto de
risueñas esperas.
En sus aromas de vida
sincera.
En su gemido diciendo
que vuelvas.
De las plantas en la
amable corteza.
Nuestro sentir se
funde en fonemas.
Y cada flor nos
reclama leyendas.
Y en cada hoja un
verso me dejas.
Y el sol se une a
nuestro paisaje;
Las cascadas reclaman
que me quieras
Y el azul para que
amor entretejas
Y el verde escribe mi
poema salvaje.
En tus pupilas te dejo
mis huellas.
Con los ecos del amor
de la selva.
Y en cada latido de la
floresta.
Yo te escribo mi
humilde poema.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Romance playero.
Tu amor se extiende en la fina arena.
Y la dicha me liga a tu sonrisa.
Y eres paisaje al caminar serena.
Y para nunca olvidarme me miras.
Tus palabras me cuentan una historia.
La leyenda de las dulces miradas.
Cuando eras todavía colegiala.
Y quisiste grabarme en tu memoria.
Hoy me escribes en la arena tus versos.
Y me dices que soy tu amor primero.
El que está en tu corazón de velero.
Para navegar a tus ojos bellos.
Yo te escribo en el mar los poemas.
Y el sol poeta los refleja en tu puerto.
Y te digo que te llevo en mis venas.
Cuando mi marea me lleva a tu cuerpo.
Robert Aníbal Sánchez Fajardo.
El encanto dulce de tu
silueta.
El encanto dulce de tu
silueta.
Un lamento lleva como
reproche.
Y en tus ojos libres
hay una letra.
De novela inédita
donde amor brote.
Tu nostalgia mil
mundos atraviesa.
Esperando el tiempo y
ser amada.
Buscas besos nuevos de
bocas tiernas.
Corazones jóvenes de
hombres que aman.
Buscas versos blancos
en los trigueños.
Y morenos versos de
novios albos.
Buscas frase aún no
escrita en sueños.
Que te indique ruta
del dulce amo.
Te enamoras rápido de
los poetas.
Que te escriben versos
en las paredes.
Y te esperan siempre
en primavera.
Cuando cantas grata
que el amor vence.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Otro canto tiene tu
voz hermosa.
Otro canto tiene tu
voz hermosa.
Y el mensaje bello de
tu mirada.
Otro brillo tiene tu
boca que ama.
Y el secreto dulce que
me enamora.
Y mil sueños caben en
tu gemido.
En tu pecho virgen que
el amor grita.
En tu pecho núbil que
me acaricia.
En tu cuello frágil
del amor nido.
Y en tu rostro llevas
toda una historia.
De una dulce ronda en
la noche bella.
De un anhelo puro de
dejar huella.
De un tierno sueño que
buscaste ahora.
Pasarán los tiempos
que cambian todo.
Y serás muy pronto
mujer madura.
Más tu estampa grata
siempre tan pura.
Vivirá en esa esquina
que tanto adoro.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Tu poema me toma hoy de la mano.
Tu poema me toma hoy
de la mano,
Me orienta a transitar
por mi memoria.
Recordando tus besos
aún muy cercanos.
Recordando el canto de
tú historia.
Yo te buscaba siempre
en tu colegio,
Me unías a tu sonrisa
inocente.
Y te decía por siempre
te quiero.
Más allá del universo
presente.
Tu belleza y elegancia
sublimes.
Las grabaste en el
corazón mío.
Y en tus cartas
dejaste un suspiro.
Para que te recuerde
sin límites.
Hoy eres mi poesía
favorita.
Con el aroma de tu
amor risueño.
Con la ternura del
amor primero.
Con la dulzura de tu
alma infinita.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Mientras coses
silencios.
Mientras coses
silencios me recuerdas.
Y en medio del bosque
grabas un canto.
Y me unes al hilo
milagroso que llevas.
Y haces la canción
para conectarnos.
Un murmullo cruza la
noche dulce.
Y una estrella va
alumbrando tus deseos.
Buscando tus labios y
tu perfume.
Entonces puedo unirme
a tu misterio.
Mientras coses
silencios sin testigos.
En el hilo llevas un
fiel mensaje.
Tu calor amante es y
forja el abrigo.
Y me coses junto a ti
para amarme.
Entretejes místicos
universos.
Cuando buscas lágrimas
en tus ojos.
Entretejes llanto y
coses mis versos.
Al silencio tuyo en
tus labios rojos.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Y se mueve todo al
recordarte.
Y se mueve todo al
recordarte.
Al compás del tiempo
que amas sensible.
Y en el ritmo mismo de
lluvia que cae.
Vas unida al aire de
amor que gime.
Tu sonrisa flota en
los pasillos.
Tu perfume ronda en
las alcobas.
Y tu hablar gentil
expresa que lloras.
Cuando buscas sola el
amor mío.
Tu mirada en cada
banca fijaste.
Y tus brazos tiernos
dejaron tu huella.
Y en geranios fieles
tu alma grabaste.
Con el dulce canto que
ahora te espera.
Tu semblante amable
solo recuerdo.
Que expresaba todo tu
sentimiento.
Y tus manos cálidas se
me fueron.
Cuando más quería ser
tu leal dueño.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
El amor es sorpresa en
el tiempo.
El amor es sorpresa en el tiempo.
Y el asombro de amar
solo perdura.
Un momento de amor puede
ser eterno.
Y un saludo puede ser
oración pura.
La sabiduría es la sorpresa de lo cierto.
Es la posibilidad de
encontrar un canto.
El amor es la sorpresa
de ser bueno.
Es la posibilidad de
vivir sin formulario.
El amor es la aventura de la inocencia.
Y el hilo de nuestra
vida se hace grande.
Del asombro de amar
solo un instante.
Y del recuerdo de una
mirada tierna.
El amor es el único trauma que cura.
Todos los males de la
rutina incierta.
El amor es la llave la
más pequeña.
Que abre universos de
buena ventura.
Robert Aníbal Sánchez Fajardo.
Escribo mi poema.
Escribo mi poema en tu
tez de rosa.
Y en tus ojos miro tu sentimiento.
Descifro el mensaje que está en boca.
E imagino que sientes lo que siento.
Me miras y me dibujas
en tu pecho.
Y siento que vivo en tus pupilas.
Y tu perfume canela me inspira.
Y tus labios me dan tu amor con beso.
La distancia se une a
tu pecho tierno.
Mi poema llevas en tu blusa blanca.
Y el amor lo expresas con tus gestos.
Me miras cuando caminas con gracia.
Vives uniendo amor a
tu cabello.
Todo el amor está en tu mirada.
Tu imagen es una canción en verso.
Tu dulzura es de bella colegiala.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Una historia de amor
contigo presiento.
Una historia de amor
contigo presiento.
Y a los ángeles tus manos conducen.
Para poder estar en nuestro encuentro.
Y en la espuma pintas sueños que luces.
Las olas traen
historias y leyendas.
A tu corazón de núbil aliento.
Y despiertan tu voz para los sueños.
Y alzas tu música de amor en fiesta.
Traes aromas de
dorados corales.
Y tu belleza en la gracia navega.
Al compás de perfumes orientales.
Y con el ritmo del viento haces poemas.
Y los ecos de cantos
de romances.
Concurren a besar tus pies de gracia.
Y te dan dicha para que la alcances.
Y el color de la música que encanta.
La playa lleva luz de
nuestra historia.
La arena es una esmeralda excelsa.
Llevan nuestra memoria las palmeras
Y en tu sonrisa un sueño se asoma.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo
En las fiestas de mi
Liceo.
En las fiestas fuiste
a buscarme.
Fuiste con zapatillas medio taco.
Te volaste de tu colegio un rato.
Y bailé contigo y pude besarte.
Tu sonrisa se paseaba
en el patio.
Tu vestido brillaba en los pasillos.
Y la fiesta vibraba en nuestros labios.
Tus ojos brillaban con mundos sencillos.
Yo recuerdo tu perfume
de canela.
Eras mi música y mi azucena.
Y el paisaje azul que me espera.
Y el incienso que mi pecho anhela.
Decías, por mi habías
llorado a solas.
Yo te decía que eras mi aurora.
Me dejaste los besos de tu boca.
Y tu sonrisa que mi corazón añora.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Detenías el tiempo en
tu paz propia.
Detenías el tiempo en
tu paz propia.
Para recordarme feliz a solas.
Tu sonrisa unía todas las cosas.
Para buscarme solo en la aurora.
Y soñar con tu dulce
amor que imploras.
Y buscarme en tus fulgentes suspiros.
Junto al paisaje de aroma nativo.
Y en el mismo corredor que lo añoras.
Mientras yo te buscaba
en tu perfume.
Y en tus huellas que dejaste en la banca.
Donde me esperabas en cada jornada.
Donde tu voz la dicha hoy la asume.
Hoy te atrae a la casa
un solo poema.
Que te hable de tus sentidas esperas.
Que te hable de tu mirada serena.
Y que te diga que siempre me quieras.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Hacerle un poema a tu
juvenil sonrisa.
Hacerle un poema a tu
juvenil sonrisa.
Es unir todos tus tiempos vividos.
Es ver tu corazón que se desliza.
Al compás de tu mirar infinito.
Entonces tu imagen
bella se estampa.
En el dulce corredor del recuerdo.
Y entonces con tus suspiros y lágrimas.
Me gritas en silencio un te quiero.
Amo tu radiante y
tierna belleza.
Cuando tornas a
mirarme en secreto.
Mientras tu pecho escribe un poema.
Con tu amor que en mi corazón lo llevo.
Buscaré tu mirada que
acaricia.
Y que suele besarme lentamente.
Y que atraviesa los tiempos de dicha.
Y se queda conmigo para siempre.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
A tus ojos bellos
cafés les canto.
A tus ojos bellos
cafés les canto.
Que me miran desde hace tiempo.
Y me escriben versos que en mi alma llevo.
Con la dulce historia
de nuestro lazo.
Universos libres
danzan en ellos.
Con el brillo casto de dulce abrigo.
Con el suave roce de dulce beso.
Con el tierno gesto de
amor nativo.
Tu belleza cabe en tu
mirada.
Tu mirada llévame hacia tu boca.
Para un beso eterno que a mi alma toca.
Con el dulce canto de
tu voz que ama.
La ternura llevas como
el adorno.
De tu bello cuerpo hecho de versos.
Que refleja tu alma canto trigueño.
Pentagrama inscrito en tus lindos ojos.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Tu sonrisa en mi
memoria dibuja.
Tu sonrisa en mi
memoria dibuja.
Tu primer ensueño fiel e inocente.
Tus ojos brillan de amor que perdura.
A través del tiempo adolescente.
En la esquina donde tú
me esperaste.
Cruzando tiempos con el sentimiento.
Hoy decides verme solo un momento.
Y dejarme amor eterno al marcharte.
Y tu imagen virgen se
hace un canto.
Al sonreírme dulce y despedirte.
Y me dejas solo con cicatrices.
Y esperando siempre tus tiernas manos.
Escribirte quiero el
postrer poema.
Que en mis venas llevo muy dulcemente.
Solo quiero seas mi canción y suerte.
Y que me alumbres siempre aún en mi pena.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Siempre pienso en tu
sonrisa dulce.
Siempre pienso en tu
sonrisa dulce.
En el canto de tu voz cuando me extrañas.
Te busco a cada instante con el alma.
Sintiendo besar tu amor que me seduce.
Busco tu perfume en el
silencio.
Cuando tú me buscas en los ocasos.
Y me besas con tus ojos sinceros.
Y siento el calor dulce de tus brazos.
Te encuentro en un
rayo de luz pura.
Que es tu amor tierno que atraviesa.
Mi corazón cantando con la lluvia.
Y dejando tu voz de vida impresa.
En tu garganta van
inscritos poemas.
Que los haces cuando me acaricias.
Y en tu pecho se hacen radiante emblema.
Y para ser fiel; nuevo canto inicias.
Vas unida a mis letras
que te aman.
Con el perfume de tu pecho inocente
Y la sonrisa de tus sueños fervientes.
Son melodía en mis versos que cantas.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Lluvia de diamantes.
Provocas una lluvia de
diamantes.
Con tus caderas cuando bailas bella.
Dices que me amas con tu son danzante.
Y me endulzas con tu aroma y tu huella.
En tu ritmo alegre al
amor me llevas.
Y me sellas con tus palabras tiernas.
Y en el baile me das una promesa.
Mientras sonrientes tus labios me besan.
En mi corazón y en mi
son te llevo.
Y me grabas en tu hermoso cabello.
Y en cada suspiro de amor te espero.
Y te escribo mi amor en un solo beso.
Tu sincero pecho en
silencio me ama.
Y en tu memoria me llevas presente.
Soy en tu historia el primero que te canta.
Sos mi lluvia de diamantes fulgentes.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
De recuerdos gratos tu
imagen vistes.
De recuerdos gratos tu
imagen vistes.
Y detienes tiempos e instantes besas.
Y te vuelves joven y te vuelves virgen.
Al regresar sueños que aman y rezan.
El espejo dice de tu
semblante,
Que un día fuiste feliz tejiendo.
Y esperando joven que el tiempo pase.
Y tejiendo sueños fuiste sonriendo.
Hoy tu voz me alcanza
diciendo que amas.
Y que aún si puedes amar distancias.
Sin esperar nada amar con ansias.
Si no nos miramos ser las miradas.
En las noches claras
volver pareces.
Con tus ojos verdes al fin buscarme.
Y tus manos blancas dicen regreses.
Para ser felices por un instante.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Y tu camita vacía.
Y tu camita vacía me
canta.
Y me trae tu fiel aroma risueño.
Te llevaste en tu vida mi pobre alma.
Y solo beso tu almohada en silencio.
Tus besitos se
quedaron conmigo.
Y tu imagen suspiro en las tardes.
Y parece que tu pecho en gemidos.
Me consuela esperando que me ames.
En tu dolor ahora soy
un recuerdo.
Que jamás olvidarás en el tiempo.
Porque vivo sólo en tus puros besos.
Que me diste con dulce amor eterno.
Cuando yo sueño volver
a tenerte.
Mil mensajes con tus gestos me mandas.
Cuando pienso en tus manos celestes.
Nuestros corazones por siempre se aman.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
El amor del obrero.
En la hermosa urbe
trabaja.
El obrero pobre muy diestro.
Su ilusión grata es su casa.
Donde tiene sanos recuerdos.
Cada día su esposa le
lleva.
Una vianda rica de alimentos.
Y una mirada de amor eterno.
Con paisajes bellos de su tierra.
Mientras come observa
a su amada.
Apreciando su belleza nativa.
Y le dice tu eres mi reliquia.
Y ella besa sus manos cansadas.
Bajo el sol pintor de
humildades.
Dios bendice el idilio que brilla.
Mientras el obrero busca a su amable.
A su esposa en su casa sencilla.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
En la tulpa.
En la tulpa el indio
se inspira.
Y en el humo escribe su llanto.
Y en el fuego quema el quebranto.
Cuando siente acabarse su inga.
De su pecho el canto
retumba.
Donde narra amados recuerdos.
De los logros y amores que al tiempo.
Vivirán al fulgor de la tulpa.
En su sayo escribe su
historia.
Con aroma en chonduro y coquindo.
Cada planta hará su memoria.
Con los soplos del sol curiquingo.
Su nostalgia la baila
el indio.
Al ardor del son de la tulpa.
Y en su giro chural de su ritmo.
Dice adiós sin rencor y sin culpa.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Eres la melodía de la
selva.
Eres la melodía de la
selva;
En su canto de risueñas esperas.
En sus aromas de vida sincera.
En su gemido diciendo que vuelvas.
De las plantas en la
amable corteza.
Nuestro sentir se funde en fonemas.
Y cada flor nos reclama leyendas.
Y en cada hoja un verso me dejas.
Y el sol se une a
nuestro paisaje;
Las cascadas reclaman que me quieras
Y el azul para que amor entretejas
Y el verde escribe mi poema salvaje.
En tus pupilas te dejo
mis huellas.
Con los ecos del amor
de la selva.
Y en cada latido de la floresta.
Yo te escribo mi humilde poema.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Toda la selva cabe en
tu pecho.
Toda la selva cabe en
tu pecho.
Con los aromas de tus labios puros.
Y en el perfume de la noche busco.
Tu alma musical en frescos helechos.
Tu voz la oigo
cantando y llorando.
Y siento el canto de tu piel trigueña.
Y busco un acorde en tus tiernas manos.
Y sigo el ritmo de tus pies canela.
Y por los senderos de
la montaña.
Encuentro tu historial en el rocío.
Encuentro de tu pecho su gemido.
Cuando buscas mí voz y me extrañas.
La cadencia de la
sensible selva.
Nos une en una sencilla y fresca hoja.
En un riachuelo que cruza la meseta.
Y en el canto y mensaje de la alondra.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
La infinitud de las
cosas.
Lo infinito en las
cosas es su aroma.
Que crea con la sonrisa de los tiempos.
Es el aroma de tu pieza en silencio.
Es tu voz que me llama en la aurora.
Es el canto de tu
sonrisa de ángel.
Es el vacío que dejaste en el aire.
Es tu perfume de amor que me atrae.
Es la caricia de tu mirada tu lenguaje.
Es sentir tus pasos
dulces silentes.
Que rondan en mi corazón al verte.
Es tu amor que lo palpo en mi mente.
Es tu rostro de mujer
bella ausente.
Que me espera más allá
del puente.
Es tu piel donde escribo mi suerte.
Y es la cafetera que
hoy te espera.
Y es el paisaje con aroma nativo.
Y es tu corazón que me recuerda.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Tus ojos sonríen
cuando me miras.
Tus ojos sonríen
cuando me miras.
Y me dibujan tu paz en silencio.
Y buscas mis ojos mientras suspiras.
Me unes a tu voz de inocentes versos.
En el pergamino de tu
garganta.
Escribes el canto de sentimiento.
Y oigo tu corazón de amor latiendo.
Fijándome a tu memoria que canta.
De todo universo habla
tu cuerpo.
Y la belleza vive en tu silueta.
La dulzura adorna tu bello aspecto.
Y tu voz es como aroma de violeta.
Y cerca de ti se
respira el cielo.
Y un beso se dibuja en tu sonrisa.
Y tu mirada me escribe en silencio.
Todo el amor de ternura infinita.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Te hallaré en los
zapatos que dejas.
Te hallaré en los
zapatos que dejas,
Mientras duermes y sueñas dulcemente.
Y podré leer tus sentimientos mientras,
Un rato me buscaste en pies silentes.
Y tus ojos miran a las
ventanas,
Buscando una palabra que nos una
Y ese aroma de olorosa malva;
Que en tu corazón inocente alumbra.
Te buscaré en tus
huellas sencillas.
Que dejan tus pies sensibles y bellos
Y en la noche me buscas en puntillas.
Encontrando mi nombre en tu pañuelo.
Te buscaré en tu
almohada de lágrimas.
Cuando me unes a tus labios perplejos
Y a tu vientre tembloroso que exhala.
Pasión sentida en medio del misterio.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Yo quisiera unirme a
tus nostalgias.
Yo quisiera unirme a
tus nostalgias.
Descifrar tu iris y con fe inmensa.
Descubrir que me amas con dulce gracia.
Y sentirme joven con tu hablar cerca.
Han pasado tiempos y
me recuerdas.
Y segura miras nuestro futuro.
Y serena buscas con amor puro.
Que yo vuelva amarte aunque no te vea.
En tu pecho ronda la
historia nuestra.
Y en tus manos santas un poema avanza.
Y en tus ojos bellos hay una esperanza.
De estar siempre unidos con alma plena.
Llegará el poema en
primavera.
A tus bellas manos de terciopelo.
Y con dulces gestos dirás que te quiera.
Más allá de todo el universo.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Mariposas brotan.
Mariposas brotan en un
solo giro.
De tu pecho como notas vibrando.
La alegría tuya inicia el ritmo.
Que propaga gozo que va danzando.
Y la selva toda baila
tu samba.
Con cocuyos lunas hojas y lianas.
Y en aromas mieles alegres viajan.
Con tu nombre dulce a la distancia.
En caminos nuevos tus
cantos viven.
Al compás de tu perfume de virgen.
Y sonoro coro las aves trinen.
Con tu voz bella en cadencia libre.
Melodía es todo cuando
caminas.
Y la selva salta cuando sonríes.
Y tambores son las plantas que vibren.
Esperando el ritmo cuando las miras.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
En mi dulce pueblo yo
te buscaba.
En mi dulce pueblo yo
te buscaba.
Con el sol rojizo de los venados.
Y en los tintes cálidos de los tejados.
Te escribí el poema que tu añorabas.
Tus gentiles gestos de
quinceañera.
Se hicieron luces en mi recuerdo.
Y por cada verso que te hiciera.
Me dejabas todo tu fiel misterio.
Busco ahora inquieto
en mi universo.
Solamente ansiando que tus anhelos.
Se realicen pronto en este tiempo.
Y que vuelvas joven otra vez al beso.
Grabaré tu nombre en
las cortezas.
Con mi pluma indígena mensajera.
Que estará narrando una leyenda.
De tu amor eterno que fiel me espera.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Tu amor es tambor
sonoro en mi pecho.
Tu amor es tambor
sonoro en mi pecho.
Y un saludo me une a tus caricias.
Y es tu sonrisa el ritmo de tu cuerpo.
Que me deja atrapado en tu armonía.
Mi corazón tamborea en
tu misterio.
Descubriendo fervientes paraísos.
Tu alma es tu piel sonora con ritmo.
Y tu amor fiel me hace sentir tu cielo.
¡Bailar en tu amor
para recordarte.
¡Bailar contigo en tu torbellino.
Y que ronde tu amor en mi camino.
Quiero vivir para siempre amarte.
Estará en secreto
nuestro encuentro.
Cuando tu amor musical me entregaste.
Cuando me sorprendiste con tu cuerpo.
Al son de tu amor de bella estudiante.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Historia de amor...
Pude encontrarte en tu
colegio dulce..
Y en su puerta grabaste mi nombre...
Todo el mundo giraba en la cumbre..
Con nuestro amor único y acorde...
Yo esperé paciente que
me miraras..
Y siempre me mandaste mensajes...
Y tu amor se quedó en mi alma..
Con tu perfume de cristalino linaje..
El tiempo después nos
fue uniendo..
Y tu sonrisa se hizo mi escudo noble...
Tu juventud radiante fue bendiciendo..
Mis versos que te hacía por la noche..
Mas el amor lo inunda
y llena todo...
El recuerdo se funde con el tiempo...
Y el sentimiento va al encuentro...
Del corazón elegido como tesoro....
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Me besa la esencia de
tu dulce alma.
Me besa la esencia de
tu dulce alma.
Y tus ojos con dulzura me siguen.
Grabando en mi pecho con letras santas.
El amor que tu corazón me imprime.
Tus manos me dibujan
nuevos mundos.
Plenos de amor con aroma de tu anhelo.
Y de tus sueños radiantes y puros.
Al ritmo de tu corazón de cielo.
En medio de tu pena y
delirio.
Pronuncias mi nombre
en el silencio.
Buscando la esencia del corazón mío.
Buscando la imagen mía en tu pecho.
El tiempo pasa y por
fin me encuentras.
En medio de la gente
en el pueblo.
Y en mi corazón donde siempre entras.
Y tus labios ríen sintiendo mis besos.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
El amor es un trauma
benigno de ausencia.
El amor es un trauma
benigno por la ausencia que se siente.
Y de presencias de
cantos y gemidos indecibles nacientes.
En la búsqueda
continua de la mujer amada fiel y sonriente.
Que sembró con una
mirada y con una palabra el amor ferviente.
El amor es la calle es
la esquina donde le entregué el poema.
Donde la conocí un día
cuando distraído yo cerraba una puerta.
Y se me abría un
horizonte de dulzura de dolor y amor al verla.
Toda la ciudad se unía
con ella y todo tenía lenguaje de poeta.
Sentir la esquina
donde oí su voz es saber que todo nos ayuda.
Para encontrar el amor
porque el amor nos llega así, de sorpresa.
Y que todo se
presiente desde la cuna porque el amor nunca duda.
El amor y el dolor
cincelan un lenguaje más allá de una promesa.
Y nos confrontan con
nuestra conciencia y con Dios sin excusa.
Ya que Dios nos dio el
mejor destino en el amor como un poema.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Busco tu amor en tu
pecho.
Busco tu amor en tu
pecho en una frase aún no escrita.
En una frase en la
cual en silencio y a solas meditas.
En esa frase yo
recorro por tus ojos mientras me descifras.
Entonces me besas con
tu mirada y con tu sonrisa infinitas.
Escucho tus labios que
con letras secretas de amor me envías.
Y escondes un poema
para mí de donde nace toda tu alegría.
Podré encontrar ese
poema en una playa remota y escondida.
Escrito con arenas en
las hojas de palma en la playa a la orilla.
Mas sólo sentiré lo
que me dices cuando me cantes con la brisa.
Cuando me digas que me
amas con los gestos dulces de tu sonrisa.
Y sabré el lenguaje de
tu mirada y de tu perfume cuando suspiras.
Llévame en tus
silencios frente a tu ventana donde el viento gira.
Donde tu dulce mirada
escribe en la pizarra de la espera tu dicha.
Donde dibujas la
esperanza con palabras de amor aún no conocidas.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Un día conocí.
Un día conocí la mujer
más bella con su mirada serena.
Ella en un almacén o
creo era un taller sencillo de costura.
Ella se sorprendió y
saltó su mirada tras la mía sin pena.
Y la busqué; ella
ahora lee mis poemas con una fe segura.
Le escribo en un
suspiro buscado con ella compromiso.
Ella al reírse
dos huequecillos en sus mejillas se asoman.
Ella es trigueña y me
puso en su corazón así como quiso.
Me dio una esperanza y
leí en sus ojos; te besaré a solas.
Entonces ella suspira
y con su gemir me espera con gozo.
Ella sabe de
primaveras y sabe detener el tiempo en sus ojos.
A veces cuando se
siente muy sola se pinta los labios de rojo.
Ella es muy bella y
tiene las manos largas plenas de dulzura.
Ella sabe que la
quiero y lanza su profecía de amor que augura
Y predice el encuentro
en la ciudad con el beso de su alma pura.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Mides el tiempo alegre
con el sentir.
Mides el tiempo alegre
con el sentir de tu sonrisa serena.
Y en tu pecho pulsan
con amor mil pueblos su historia.
En tus cabellos va
inscrita una promesa de amor tierna.
Y en tus manos van
libres todos tus sueños de alondra.
Todos los cantos de
amor en tu corazón se hospedan.
Y en tu tierna silueta
el mismo universo se recrea,
Y vuelves a caminar en
busca de una palabra sincera.
Que sirva de signo de
amor de los tiempos que esperan.
Tus sandalias van por
mármoles donde una ilusión hubo.
Donde un eco que
reclama amar para siempre allí estuvo.
Donde una sola palabra
bastó para eternizar el amor seguro.
Has recreado todo con
aroma de incienso del tiempo y sus hitos.
Y tu belleza va
estampada en ocres y sepias a los granitos.
Mientras yo te busco
en tu ventana clásica con amor infinito.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Me cuesta imaginarte
ausente.
Me cuesta imaginarte
ausente para siempre.
Y saber que tu perfume
para verte me lleva
Recorro los lugares y
campos todos verdes.
Y vuelvo a sentir tu
presencia dulce y bella.
Vuelvo a escuchar del
amor las fieles campanas.
Y tu silueta en la
tarde con los aromas se dibuja.
Vuelves a recoger
feliz mis besos que te buscan.
Vuelves a sonreír con
mi voz que siempre extrañas.
Todo el campo nos
cobija con su canto sincero.
Y volvemos a amarnos
entre estrellas y luceros.
Y volvemos a decirnos
quedamente te quiero.
Nuestras voces se unen
en el místico silencio.
Mientras contemplamos
nuestro azul universo.
Mientras nuestras
manos se besan con los dedos.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
La Guañena Campesina.
Canción, ritmo
Sonsureño.
La Guaneña es la
campesina.
Con coraje y alma
sureña.
Que nuestros sueños
ilumina.
Y a ser Pastusos nos
enseña.
Desde Cumbal de Guan,
el llano.
Guaneña alzó su
vereda.
Como escudo del amor
sano.
Que en nuestro corazón
se queda.
Cascajal fue su crisol
santo.
Donde demostró
valentía.
Marcó nuestro destino
sacro.
Con Jesús nuestra
compañía.
Ella une nuestra fiel
historia.
A la voz ancestral
eterna.
Como eco en nuestra
memoria.
De ser libres y sin
cadenas.
Robert Aníbal Sánhez
Fajardo.
El amor se adelanta a
las palabras.
El amor se adelanta a
las palabras y el verso de emoción salta.
El amor no espera
nada; la palabra surge al compás de una mirada.
La palabra nace en un
sueño antes de conocer a la mujer amada.
La palabra se adelanta
a la nostalgia y nace por amor crucificada.
La palabra redime
porque tiene una misión; la palabra salva.
La palabra da alegría
al amor porque la palabra siempre canta.
La palabra se afianza
en la fe humilde entonces la palabra sana.
La palabra vive de la
esperanza de un sueño de amor; es santa.
La palabra puede
cambiar al mundo en un mundo con gracia.
La palabra vive de
recuerdos felices por eso la palabra extraña.
La palabra crea universos
posibles; la palabra es universitaria.
La palabra cree en una
promesa de amor; la palabra es sabia.
La palabra llora de
sentimiento porque la palabra es sagrada.
La palabra camina de
la mano del amor como novia colegiala.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Matemática
sentimental.
Estás en la progresión
geométrica de mis sueños.
Y en el logaritmo del
siete vas en mi música nativa.
Y las triplas
pitagóricas te dibujan en mi silencio.
Y vas al compás de mi
cuadratura musical sensitiva.
Yo te busco en el
círculo polar en los fractales del hielo.
Eres la armonía del
ciclo lunar y tu circular sector busco.
Me llevas en el tambor
de tu cónico corazón fiel y sincero.
Me envuelves en tus
formas modulares en tu sonoro huso.
Con tus teselaciones
de Penrose en espiral me conquistas.
Y en la melodía del
número treinta y dos eres mi cábala.
Y vas unida a mi tabla
del nueve cuando busco alegre tu pista.
Me tejes en los
índices de relación y correlación de tu estadística.
Y en el análisis de
variancia encontramos de la genética su gama.
Y te buscaré en los
ángulos de una esquina del jazmín mi legítima.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Un momento la vi.
Ella que con mucha
atención me ama hoy la vi sonriente.
Sin buscarla la hallé
y traía paisajes del sur en sus brazos.
Su bella sonrisa la
impregnó en mi corazón amablemente.
Mas sus ojos marcaban
el tiempo del amor con sus trazos.
Escribía su nombre en
un papel y me lo daba de recuerdo.
Allí estaba la muñeca
del café Pushkin la del chocolate.
Siempre me miraba a
cada momento creo a diario lo hace.
Su dulzura palpable se
quedó en mí como mensaje secreto.
La forma de mirarme me
decía que volveríamos a vernos.
Estaba segura de que
me iba a extrañar al pasar el puente.
Su mirada de paz me
ligaba a su alma con matices eternos.
Creo siempre ha estado
a mi lado como algo muy sagrado.
Ella sabe de tiempos y
de encuentros como ángel fulgente.
Sabe que vivo de su
mirada y que feliz me siento a su lado.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Vas inscrita en mi
garganta.
Vas inscrita en mi
garganta junto al pergamino de mis sueños.
Desfilas elegante
seduciendo mis tiempos nuevos y añejos.
Me inscribes en tu
pulsera y me rondas con tus ojos trigueños.
Y bailas con cadencia
tu música árabe sobre tapices y azulejos.
Me envuelves en tu
mirada y me sacudes la nostalgia que estorba.
Voy unido a tu pecho
mientras me quieres y finges tu desprecio.
Me conquistas y luego
me despides para que el desdén absorba.
Y me analizas haber si
te olvido o vuelvo a buscarte como un necio.
Yo te busco cuando la
luna llena nos llama al parque para vernos.
Y me muestras tus
sentimientos expresados en tu pequeño diario.
Entonces bajas la
cabeza y te rindes en mis brazos para querernos.
Yo te busco en mi
garganta donde llevo escrito para ti mi verso sincero.
Y siento que de allí
no te marchas porque eres del amor mi calendario.
Entonces te fijo en el
cielo de mis sueños donde eres mi estrella y lucero.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Buscas un refugio.
Buscas un refugio en
alguna frase aún no escrita.
Y me esperas siempre
con tu sonrisa bienhechora.
Y tus palabras me
dibujan tu corazón con alegría.
Entonces beso tus
palabras cuando buscas mi boca.
Y cuando callas y te
duele tu silencio te acompaño.
Me regalas entonces
todo tu amor con un suspiro.
Y luego con los
gemidos de tu corazón libros hago.
Y entonces vivo del
color de tu amor hecho ritmo.
Y me das un lugar en
tu corazón del amor perfume.
Tus palabras se besan
con mis palabras a la distancia.
Y una lágrima sincera
hecha carta de amor nos une.
Ya eres parte de mi
vida que en tu amor se funde.
Y te busca en medio de
los cantos y de tus ansias.
Donde sólo encuentro
tu voz dulce que me alumbre.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Con tu sonrisa siempre
juvenil.
Con tu sonrisa siempre
juvenil con dulzura infinita.
Buscas un refugio en
alguna frase aún no escrita.
Que te muestre el
bello camino sincero de la dicha.
Y así encontrarle
sentido a tu alma siempre de niña.
Sigo la huella de tus
sandalias que recorren culturas.
Y en ellas dejas
inscrita tu silueta de belleza encantadora.
Y tu mirada mil versos
musita con inocente ternura.
Buscando en el eco de
la gracia el perfume que te enamora.
Yo busco el perfume de
tu majestuosa gracia y belleza.
Para comprender y
admirar tu bondad de paloma.
Que dibuja universos
cuando en la soledad me piensas.
Busco tus palabras
hermosas en la belleza de tu boca.
Y me deleito admirando
tu siempre juvenil silueta.
Donde va inscrita con
majestuosos silencios tu bella historia.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Mientras yo sufra por
ella.
Mientras yo sufra por
ella el amor estará vivo en la espera.
Y seré joven aún
mientras la busque todavía en su puerta.
Mientras oiga su voz
llamándome en sus sueños y despierta.
Todavía puede ser un
clamor fiel en su corazón mi poema.
Mientras recuerde su
voz y su caminar grácil por la avenida.
Habrá esperanza que la
conquiste con la actitud de sorpresa.
Buscando marcarle mi
sello humilde inolvidable de conquista.
Gimiéndole sólo que si
se va mi corazón se queda con pena.
Siento su voz
diciéndome; ahora ven como estés sin demora.
Y las calles hablan de
amor en el aroma del jazmín nocturno.
Entonces en medio del
dolor de la separación ella me implora.
Vuelve a caminar por
la avenida y corriendo dame un poema!
Vuélveme a arrancar
hoy de mis labios la sonrisa y el saludo.
Vuélveme hacer feliz
con tu locura y dame el amor de sorpresa.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Me gustaría que estés
aquí.
Me gustaría que estés
aquí querida bajo el jazmín perfumado.
Aquí en la esquina que
nos une, donde suspiro por ti mi vida.
Allí donde escuché tu
voz cuando te saludé y estuve a tu lado.
Me gustaría que estés
aquí para vivir en el cielo de tu sonrisa.
Me gustaría que estés
aquí para vivir de tu voz consoladora.
Para que me dibujes
sueños cada vez que pasas por mi pecho.
Cuando empiezo a
sentir la emoción más grande cuando te veo.
Y me dejas la calle
con el perfume de tu voz que me enamora.
Vuelvo a recorrer
suspirando el camino de tus elegantes pasos.
Y uniendo mis gemidos
de amor ellos me llevan hasta ti paloma.
Y te encuentro dulce y
hermosa en tu roca donde yo te abrazo.
Busco tu tez
donde me llevas inscrito con ternura y esperanza.
Donde todo el universo
de tu amor lo manifiestas con tus gestos.
Y donde todo tu sentir
lo reflejas con la amabilidad para mi alma.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Soneto Simple.
La sabiduría de
entontecerse.
Para poder amar
eternamente.
Es el perfume por
hallar urgente.
Es la vía humilde para
poder verse.
Entonces te escribo en
la simple hierba.
En una hoja de un
árbol del camino.
Y en tronco del
sendero campesino.
Y en una flor que
suspira en la niebla.
Y ahora voy en las
ruedas de tus ojos.
A buscarte con mi voz
junto al río.
Y a decirte que te amo
con mis lloros.
Sólo quiero viajar en
tu suspiro.
A tu corazón de canto
sonoro.
Y decirte que te amo
como un niño.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Recorres por mis
palabras.
Recorres por mis
cantos marineros con tu corazón palpitando contenta.
Amas todo de mí y te
siento besando mi dialecto sencillo que te ama.
Y te encuentro a cada
instante alegre con tus miradas entrando atenta.
Al perfume de mi
corazón donde te encuentras mas allá de mis palabras.
Me amas con toda la
fuerza del universo que consciente por amor reza.
Y en cada giro de la
tierra; tu sentimiento se convierte en dulce verso.
Para seguir en la
rueda del amor y poder yo buscar siempre tus besos.
Me saludas desde algún
barco gitano con la biblia escrita en tu pañuelo.
Y el perfume de tus
manos, donde guardo mi destino, me dice te quiero.
Y entonces recojo el
tierno lenguaje de tu pecho cifrado desde tiempos.
Y con místico beso
puedo besarte el corazón donde soy tu humilde jardinero.
Vivo en tu sonrisa de
fulgores poblada, cuando bajo la luna me recuerdas.
Y te escribo en tu
cuello de delicada belleza, la profecía de nuestro encuentro.
Con la música del amor
acompasada con tu sentimiento que nos une en silencio.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Al compás de la
música.
Al compás de la música
de tu corazón puedo escribirte.
Y dibujarte con mi
sentimiento dentro de mis palabras.
He recorrido muchos
caminos para encontrar tu voz libre.
Y alegre encuentro tu
amor dulce que a mi corazón avanza.
Leo en tus ojos de
cristalina pureza tus mensajes cifrados,
En ellos encuentro la
poesía de tu amor sincero y sagrado.
Y siempre te encuentro
dentro de mi corazón navegando.
Con la dulzura de
historias de amor orientales en tus manos.
Tus ojos me escriben
un nuevo poema de amor sublime.
Donde su fuerza está
en una sencilla palabra fulgente.
En un solo gesto de
amor de tu rostro que la alegría exhibe.
En tu corazón están
los perfumes del amor que tu voz dirige.
Y es tu acento
apacible y delicado donde el encanto reside.
Donde tu gracia brilla
y la siembras en mi corazón humilde.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
La música del alma es
el amor en flor.
La música del alma es
el amor en flor hecho poética palabra.
La canción del alma es
tu voz que siempre mi presencia reclama.
La melodía del amor es
tu mirada que me lleva en una lágrima.
El canto del amor es
tu corazón que roza dulcemente mi alma.
El ritmo del amor lo
llevan tus manos que con armonía me llaman.
La danza del amor es
tu suspirar que se aproxima a mi pecho.
El color y la música
de tus palabras mil sueños son que pintas en secreto.
El arte de la alegría
es tu poesía que en mi corazón la escribes santa.
En ti la música es la
palabra que enamorada busca mi universo.
Y en tu pecho creas
las melodías para el milagro del encuentro.
Y dibujas a cada
instante los sueños con tus bellos dedos inquietos.
Todas las canciones de
amor las llevas como adorno en tu cuello.
Y en cada amanecer
pronuncias el amor en lenguajes diversos.
Y en cada atardecer
encuentras el amor en palabras de los ancestros.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
Paradoja de Zenón:
Aquiles y la Tortuga.
La tortuga recorre
únicos; espacio y tiempo.
Y Aquiles no alcanzará
con velocidad a la tortuga.
Porque no se puede
recorrer dos veces una fuga.
Cada espacio es
irrepetible cuando se está compitiendo.
Un espacio iniciado es
una ventaja insuperable.
Porque el tiempo se
entrelaza y forma un plano.
Que tiene un campo
donde se hace estable.
Y no puede ser
penetrado por la astucia del humano.
En la dimensión del
tiempo y el espacio todo es relativo.
El tiempo puede
comprimirse y el espacio suprimirse.
Para formar un punto
de luz inalcanzable único y activo.
Cada acto en un
espacio y tiempo no puede revertirse.
Porque siempre lleva
una marca y sello distintivo.
Que forma la
estructura del universo sin extinguirse.
Robert Aníbal Sánchez
Fajardo.
La soledad es el
principio.
La soledad es
principio de la creación es semejante a la nada.
En ella brota la
chispa para poder encender nuevas jornadas.
La soledad es un medio
para crear, más no un fin en la mirada.
La soledad hace mundos
posibles porque sueña estar acompañada.
En un principio todo
era soledad y era nada y caos y oscuridad.
Entonces apareció la
palabra de amor y esa creó la luz añorada.
Cuando aparece la palabra
la soledad se desvanece con seguridad.
Porque la palabra
puede crear muchos caminos de felicidad clara.
La soledad como una
idea abstracta es como una estrategia.
Que se la emplea como
contraste para encontrar otras ideas.
La soledad es entonces
una estratagema útil en los problemas.
En nuestro tiempo la
gente vive una soledad forzada por el imperio.
Postergamos siempre la
felicidad para un tiempo de comodidad.
Y el sistema
economicista nos obliga a estar solos sin remedio.
Robert Aníbal Sánchez Fajardo.