Sanjuanito a la mujer quiteña.
Tu nostalgia la amo eternamente.
Que me lleva unido a tu sonrisa.
Y me liga firme a tu armonía.
Y a tu voz dulce que es mi buena suerte.
Y es tu amor dulzura pura y quiteña.
Dibujada en mí corazón que te ama.
Con aroma santo de noble casta.
Con clamor eterno de tu voz risueña.
Tus palabras viven en mí por siempre.
Con suspiros tuyos que me dejaste.
Con tu gracia amable que me ligaste.
A tu bella senda tierna inocente.
En tu amor yo vivo como en el cielo.
Esperando verte a cada instante.
Esperando ansioso dulce misterio.
De amarnos fieles por siempre amantes.
Robert Aníbal Sánchez Fajardo.
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